Artículo originalmente publicado en Las Provincias con el título «La aportación de Vallejo y Sobrino»
A priori, y aunque pareciera lo contrario, el Valencia no iba a disputar un partido cómodo en Barcelona ante el RCD Espanyol. Los condicionantes, un equipo, el local, que no conocía la victoria en liga en su estadio, y un rival, el Valencia que en plena construcción, evidencia más incertidumbre y dudas que confianza y regularidad. Además de las muchas e importantes bajas por lesión, y alguna por sanción, que no ha permitido al técnico valencianista contar con todos sus efectivos a lo largo de su, hasta ahora, corta pero intensa estancia del míster al frente del equipo. Algo que evidentemente, también puede influir en esa esperada progresión.
Y digo esperada, porque yo así lo siento, necesitamos progresar adecuadamente, como en el colegio, o mejor notablemente, para devolver al grupo a situaciones que corresponden con su valía, y ganar así para la causa a la mayoría de la afición valencianista. Marcelino sin Rodrigo, no consideró la Champions como objetivo final del club.
Celades está teniendo innumerables e importantes bajas, y sólo espero y deseo la recuperación de todos, tanto de los futbolistas a nivel individual como del equipo en colectivo, por el bien de la entidad. Ayer en Cornellá, y tras bastante sufrimiento, el Valencia infringió al RCD Espanyol la sexta derrota consecutiva en esta liga. Celades optó por el 1-4-4-2 que ya parece asentarse como principal sistema después de no pocos escarceos con el 1-4-3-3.
Y digo que tras bastante sufrimiento ya que pudimos contemplar las dos caras tan distintas y tan distanciadas entre sí del equipo valencianista. Una primera mitad en la que, y como otras veces, incluso el Valencia se pudo adelantar en el marcador, pero y a pesar de esta circunstancia, el Espanyol fue dueño absoluto del control del juego. Bien con la pelota en los pies, y muy bien en la presión tras pérdida y en su trabajo colectivo, los periquitos no permitieron a los nuestros ni lo más mínimo. Superioridad manifiesta y realmente apreciable, temíamos por un nuevo traspiés.
Pero enfrente estaba el Espanyol, un equipo que no ha conseguido un solo punto como local esta temporada en la competición doméstica. Y cuando el Valencia decidió, equilibrar primero y mandar después, ellos mostraron su nerviosismo, también su inseguridad y se vieron totalmente afectados por esa malísima racha que arrastran en el RCD Estadium.
Acusaron el tremendo esfuerzo de la primera mitad, con ellos el Valencia comenzó a jugar en campo contrario, ya no sufría atrás, y pareció cuestión de tiempo que el Valencia lograra algo positivo. Hasta el penalti no pitado, el Valencia ya mandó, tras la no señalización, el Espanyol reaccionó bien, pero el segundo penalti, esta vez sí sancionado, hundió a los locales.
Bien Celades en los cambios además, coincidió la reacción definitiva, la que se plasmó en el marcador, con la entrada de Manu y Sobrino. No sé si serán ambos jugadores muy importantes en el futuro a medio y largo plazo del Valencia, pero estos últimos partidos, su presencia aportó cambios y resultados positivos.