Artículo originalmente publicado en Las Provincias con el título «El rival se adelanta en demasiados partidos»
Absoluta necesidad de victoria, y así poder disputar una nueva final, el que será el partido más importante jugado hasta ese momento de temporada por nuestro Valencia, ya que enlazar dos victorias supondría prácticamente la clasificación para octavos de final de la Champions League.
Y yo quería ver un Valencia desaforado, intenso y ambicioso. Contemplar el mismo partido que se jugó en tierras francesas, pero a la inversa. Un Valencia presionante, rápido, ganador, que no dejase la más mínima opción a los franceses. Demostrarles desde el pitido inicial qué equipo deseaba, ansiaba y necesitaba más la victoria. Demostrar quién está aquí para cumplir las expectativas y quién para intentarlo. Y todo esto en un Mestalla encendido, vibrante y eufórico.
Ellos, que no sabíamos cómo defendían, no lo pudimos comprobar en el partido en Francia, no evidenciaron tampoco un potencial ofensivo remarcable. Llegaron mucho, pero acertaron poco. Oshimen al frente, faltaba por ver si el técnico galo decidía alinear a Ikone y Bamba, dos de los pilares del equipo en ataque.
Y cuando parecía que todos teníamos clara una posible alineación, Celades nos sorprendió con Kang In en el once inicial. A mí no me parece mal, con Soler tocado, y Ferran jugando muchísimos minutos. El coreano, aunque ha participado esporádicamente, siempre lo ha hecho correctamente, incluso a veces intercalando intervenciones notorias. Sólo faltaba encuadrarlo en un sistema o en otro.
Y el Valencia sacó la victoria. No fue fácil. El marcador no refleja lo que sobre el terreno de juego sucedió, pero se ganó, que era lo importante. Una primera mitad difícil, contra un Lille que presionaba muy bien, que recuperaba con rapidez, que evitaba cualquier acercamiento local, y que tenía la pelota con acierto y solidez. Claridad, al fin y al cabo. Tan solo le faltaba precisión en el remate o en el disparo. Varios de ellos desviados, hasta que Osimhen marcó el 0-1. Tras el gol, y como suele suceder, pérdida de posesión del equipo que va en ventaja, el otro que aprieta, arriesga, presiona y tiene ocasiones. Tampoco demasiadas, pero si algunas como para lograr el empate incluso antes del descanso. Coincidiendo además con la entrada al campo de Ferran, excepcional.
El Valencia ganó y se lo jugará prácticamente todo ante el Chelsea en Mestalla. Recordar que el primer gol fue de penalti, y el segundo en propia meta, a partir de ahí, el típico vendaval nocturno en feudo valencianista. Pero debemos mejorar, son muchos partidos remontando, y cuando lo haces es porque el rival ha sido mejor antes y se ha adelantado. Corregir esos problemas en esas fases del juego es de obligado cumplimiento. No podemos permitir tanto al oponente, y debemos tener argumentos para que la presión del rival no nos haga tanto daño. A disfrutar la victoria, a trabajar en las correcciones, y a por el Granada.