Artículo originalmente publicado en Las Provincias con el título «La intensidad del Lille pudo con nuestra calidad»
No nos llevamos los tres puntos de milagro, y acabamos llevándonos uno cuando no merecíamos ninguno. Sólo puedo valorar positivamente el trabajo de los centrales, por la cantidad de despejes que tuvieron que realizar, dada la cantidad altísima de pelotas que los locales metieron en área valencianista, y en algunos lances de los laterales, siempre en defensa lógicamente, y varias paradas del meta holandés Cillesen. Nada más. Ni Wass ni Jaume Costa pudieron hacer nada en ataque, Parejo estuvo muy fallón, pero que muy fallón. Ni Kondogbia primero, ni Coquelin después ayudaron en la creación, intentando dar solidez y sustentar un centro del campo totalmente desbordado, Ni Coquelin en la primera mitad, ni Soler en la segunda en banda derecha propusieron nada reseñable, Cheryschev, Gameiro y Maxi Gómez casi desaparecidos. Y no digo del todo, ya que Gameiro realizó el desmarque de ruptura para recibir en profundidad y después pasar al banda izquierda ruso, que marcó. Y Maxi, ya que pudo lograr el primero si llega a controlar bien la pelota que se le mandó al corazón del área, para quedar solo ante el meta local.
Mal anoche en Lille, su intensidad pudo con nuestra calidad, bueno con nuestra presumible calidad. Ésta no la tenemos única y exclusivamente para sacarla a relucir cuando nos sentimos cómodos y jugamos sin presión, precisamente debemos echar mano de ella en situaciones difíciles, de alta presión, en campo contrario y ante un rival que disputa y corre como si no hubiera un mañana.
No pudimos ni supimos salir desde atrás, su presión colectiva nos asfixiaba, nos comprometía, y sin la colaboración de todos es imposible crear juego para llegar. Parejo viene a recibir, y el resto debe mostrarse, los jugadores de banda venir por dentro, los laterales ofrecerte líneas de pase, algún punta que viene a recibir, alguna pelota larga. Si no es así, no se puede combatir su trabajo y esfuerzo en la presión. Las disputas, mejor ejecutadas por ellos también. Sin miedo al error, sin miedo al golpe, a la lesión, gran trabajo de los franceses. La agresividad fue mucho mayor por su parte, y con ello, ganaban prácticamente todas las pelotas divididas.
Y sin embargo parecían frágiles. Sus ataques no eran un dechado de claridad, había errores, imprecisiones, y por una cosa o por otra, no encontraban el gol. En fin, superados durante todo el partido, controlaron el juego siempre, y pudieron ponerse en ventaja antes. Por eso creo que el empate hizo justicia, no del todo, pero sí en buena medida. Ganar en Mestalla al Lille es imprescindible. Ese día sí, nuestra calidad, y una mayor intensidad, jugamos ante nuestro público, nos dará los tres puntos. Y a esperar el resultado del Ajax en Londres. El de ayer en Amsterdam no fue el mejor para nosotros. Pero primero, la Liga: Pamplona y Sevilla en casa. Dos pruebas de considerable empaque.